Río Aluminé

No pudimos resistir la tentación de volver a la norpatagonia. Volamos a Neuquén y desde allí en ómnibus llegamos a Aluminé, en donde nos esperaba Diego para flotar el Río Aluminé en los flamantes catarafts de Nicolás. Él y su ayudante, Lucas, demuestran su pericia remera y conocimiento colocándonos siempre en la mejor posición de casteo.

Luego se desata una amable competencia entre Pedro y Diego que Nicolás alienta con contagioso buen humor y cerveza helada.

Utilizamos equipos livianos #3 y #4, líneas de flote, largos leaders y delgados tipets. Nos damos el gusto de pescar unas cuantas arcoiris y marrones con moscas secas. A medida que la temperatura sube la pesca se complica y buscamos las truchas más abajo, con ninfas y pequeñas wooly buggers lastradas a las que no se resisten ni las percas.
Qué placer pescar en bermudas en un día a pleno sol y sin nubes navegando el valle del Aluminé!!
A mediodía, previa zambullida para refrescarnos, nos espera un asado criollo a la sombra de los sauces mimbres. Y por la tarde, después de la siesta más río y más truchas, entre amigos. En una puesta de sol inolvidable uno de los dos pescadores es declarado ganador. Qué más se le puede pedir a la vida?!