Entrevista a Pablo Negri

¿Qué lugar en tu vida ocupa la pesca con mosca?

Uno prioritario, entendiendo a la misma más como una filosofía de  vida que como un pasatiempo, esta última tal vez para otros, su razón de  ser. No es mi caso. Constituye un desafío con uno mismo y nuestras  incapacidades, un acercarse a la belleza más profunda y menos obvia de  lo natural, más bello y simple, y un potenciador de estados de  contemplación, meditación y éxtasis, que provienen de cosas simples y  magníficas. Es mi eterna amada y la musa por la cual he escrito largas  historias. Una compañera de vida, que siempre está, estuvo y estará ahí,  en los momentos buenos y en especial, en aquellos de dificultad. Una  musa capaz de curar lo incurable.

¿Cuántas horas al año le dedicas?

Muchas más de las que normalmente los pescadores de mosca aficionados  le dedican, y aún así y sin embargo, muchas menos de las que quisiera  dedicarle. He llegado a dedicar hasta casi un total de 6 meses al año a  la pesca con mosca, tanto en el río como en agua salada, aunque todas  ellas en el pasado lejano. Mis actuales actividades me permiten no  dedicar más de dos meses y días sumados. Aún ello, es un buen número.

¿Desde que edad pescas?

Mi primera caña de pesca con mosca la debo haber tomado a los 5 o 6  años de edad. Eso implica casi 45 años en la pesca con mosca. Fue sin  embargo, a mis 20 años, cuando me decidí a retomarla por completo y con  gran y potente intensidad. Desde ahí, no he parado año alguno, aunque  han habido varios con prolíficas salidas a ríos y agua salada, y otros,  menos que esporádicos.

¿Quién fue tu referente?

Me inició mi abuelo paterno, aunque fue mi padre quien sin pescar en  demasía, dedicó interminables horas de su vida a llevarme a ríos, lagos y  lagunas, en los que poder practicar pesca recreativa. Con el correr del  tiempo y al iniciarme con un lindo fly shop en Santiago de Chile, tuve  la fortuna de conocer al gran Jim Repine quien me introdujo en el mundo  internacional de este arte. Gracias a Jimmito entablé entrañable amistad  con leyendas como Leon Chandler – inventor de la cola de rata que hoy  usamos y lamentablemente fallecido – y mis grandes amigos Dave Hughes y  Rick Hafele. La cadena sigue luego con amistad con estrellas del casting  como Steve y Tim Rajeff, y una larga lista entre los que se incluyen  genios como Dave Whitlock, Ed Engle y un largo número de autores y  pensadores de este bello arte.

En la actualidad ¿tienes algún ídolo en el mundo pesquero? ¿Quién y por qué?

No tengo uno, sino una larga lista de ellos, muchos de los que he  citado antes. Todos reúnen como condición única, su simpleza y humildad.  Es eso lo que de ellos atesoro, así como su capacidad de entregar y  transmitir a un universo de personas, ávida de perfección en este bello  arte. Fue aquella la razón que me llevó hace más de una década a fundar  el conocido portal Ríos y Senderos, del que luego me retiré porque no  compartía su cambio de filosofía.

¿Qué no te puede faltar a la hora de pescar?

Puede sonar extraño, pero me es infaltable una amiga y/o amigo, con  quien compartir el momento a momento. Aunque suelo ser ermitaño en mi  búsqueda de nuevos ríos, arroyos, lagunas y lagos, no lo soy a la hora  de practicar el arte de la pesca con mosca en los mismos. He tenido la  fortuna de tener un par de parejas que han sido mis compañeras en este  arte, pero mi mayor regalo ha sido el tener a mi bella y deliciosa hija  Claudia, como mi mejor compañera. Así también, a mis maravillosos amigos  Alberto Maccioni y Patricio Guerra, con quienes nos hemos unido en  cofradía hace ya mucho más de una década, en la búsqueda de ser mejores  personas a través de la pesca con mosca. Y seguimos en eso. Y no vamos a  claudicar.

¿Cuál es tu mejor recuerdo en una jornada de pesca?

Hay muchos, por cierto, pero existe uno que no olvidaré jamás,  curiosamente en agua salada y en Belice. Junto con Claudia, mi bella  hija de la que ya he hecho mención, logramos cobrar una palometa o  permit, en condiciones de gran dificultad. Fue ella en realidad quien  acometió buena parte de la tarea. Tenía 16 años. No dejo de sentir  orgullo infinito por ella y por su temple y paciencia en la captura, con  posterior devolución. Logré inmortalizar aquel día memorable, con  numerosas fotografías. Muchas de ellas aún circulan en varios de los  grandes tour operadores de pesca con mosca del mundo, y por cierto, en  las publicaciones Turneffe Flats.

Curiosamente existe otro gran recuerdo de pesca con mosca, aunque no  de una jornada sino de un lindo y largo seminario que me correspondiera  dictar hace ya largos años. Fue allí donde conocí a quien sería mi  pareja por largos 10 y bellos años. Ha sido la pesca con mosca la que me  ha entregado no sólo alegrías en la misma, sino en todo ámbito de mi  vida, que incluye el tener como amigos a las dos mejores personas que  existan en este planeta y que ya he citado. No cambiaría nada de ella y  de lo que en ella he hecho. Nada.

¿Hay algún lugar al que quieres ir a pescar y todavía no lo hiciste?

Hay una larga lista. Sin embargo, son Seychelles y Alaska, las que la encabezan. Todo a su tiempo se aprecia mejor.